La felicidad siempre es compartida y se contagia, es imposible alcanzar la felicidad plena sino te rodeas de un equipo de personas afines a ti, comparte tu alegría y tus pasiones con los demás. ¿Cuántas veces hemos dicho eso de Si tu eres feliz, yo soy feliz? Muchas, seguramente. Y muchas otras lo hemos pensado. Nacemos y nos relacionamos, luego buscamos unos objetivos en la vida, unas veces materiales (un móvil, un coche, ropa...) y otras veces inmateriales (una buena nota, una buena reputación, un trabajo mejor...) pero hay algo a lo que no renunciamos nunca, y es a relacionarnos, a compartir nuestras alegrías, inquietudes o tristezas con nuestros seres queridos, como si de una capa de hielo se tratara, que por mucho que avanzas (o retrocedes) socialmente, esa fina capa sigue ahí y no se derrite. Y es que incluso aquellos que están en lo alto del podio se preguntan, ¿Cómo estará ese amigo o familiar? Es una sana preocupación, ya que tu felicidad depende de la felicidad de tu entorno, el ser humano es primitivo en esencia, y como las manadas de leones de la selva, la madre siempre vigila atenta a sus crías, somos posesivos en la amistad y debo de decirles algo, ese sentimiento de poseer es fabuloso, me atrevería a decir que es incluso necesario, cuando tienes necesidad de poseer algo estás mostrando preocupación por esa persona, es el gesto más primitivo de decirle que le quieres.
La felicidad no se busca, se encuentra. No hay nadie que diga, A partir del jueves seré feliz, es imposible marcar en nuestra agenda ese evento, por tanto la felicidad es un modo de vida, que se rige por ciclos ascendentes y descendentes, como si fuera la Bolsa. Nosotros no podemos hacer nada, salvo frenar las subidas (controlar la euforia) o las bajadas (no hundirse ni entrar en pánico) y para ello hay una receta, buscar el punto medio en tu día a día, sin limitar nuestra felicidad, y lo más importante, compartir. Si compartes tus momentos y te dejas llevar por las circunstancias generarás un ciclo afectivo, generarás una espiral que luego conservarás para el futuro y recibirás de una tercera persona. Si pretendes ser feliz a base de un guión fallarás en tu intento.
¿Por qué he escogido la victoria de la Selección Nacional? Simboliza la felicidad en su estado más puro e instintivo, un equipo de personas que comparten realidades similares y un país que sin importar origen ni condición ni circunstancias económicas sale a la calle para festejar un triunfo y un esfuerzo que nos une a todos, para reír y para llorar (de alegría) y para abrazarte a personas que ni conoces, eso es felicidad, allí donde nos dejamos llevar por nuestras pasiones, perdemos la vergüenza, la noción del tiempo y dejamos de hacernos tantas preguntas existenciales.
Ya saben, no se pregunten si son felices, sean felices.
