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Sin becas no hay paraíso

jueves, 27 de junio de 2013


Estos días andamos sumergidos en la polémica (otra más) tras las declaraciones del ministro de Educación José Ignacio Wert, quien afirmó que para poder acceder a una beca el estudiante debería de obtener una calificación del 6,5 como mínimo. No tardó mucho en rectificar sus palabras debido a la respuesta masiva de las redes sociales así como de los diferentes colectivos de estudiantes o profesores. La cuestión es que la veda está abierta y la polémica servida en una materia muy sensible desde mi punto de vista, puesto que la educación es el futuro de un país y no destinar suficientes recursos supone deteriorar el capital humano y productivo, y por tanto una mala inversión hablando en términos económicos.

Entiendo que los recursos son limitados y que el país vive una contracción económica importante y esto se traduce en menos ingresos por parte del Estado y consecuentemente en menos gasto público, y que por tanto conviene hacer ajustes, reducir duplicidades, burocracia de Estado y tantas otras cosas con el fin de cuadrar los balances, y por tanto sí, conviene hacer recortes, pero hay que saber meter la tijera para que la sangre no salpique y creo que el ministro Wert, quien se crece ante el castigo, de momento, no está sabiendo atinar en el corte.

Sé que es muy fácil hacer una crítica desde la distancia y sin responsabilidades políticas y de hecho podría hablar de los problemas estructurales del sistema educativo, del hecho de que cada gobierno haya derogado el modelo anterior para imponer el suyo propio o podría tirar del fácil recurso de compararnos con Alemania o los países nórdicos para así evidenciar el problema, pero no lo voy a hacer porque eso no aportaría nada más que frustración, estaría cargando además culpas que no son de una sola persona y además estaría usando cierta demagogia puesto que la situación económica y cultural de nuestro país es muy diferente a la de Alemania o los países nórdicos, así que cogeré al toro por los cuernos (no me refiero a Wert) y aportaré mi propuesta con su respectiva justificación, de forma clara y directa.

Hay dos tipos de becas, aquellas destinadas a la gente con menos recursos, que tienen una función de cohesión social, y las que van destinadas a las personas con mejores notas, es decir, a premiar al buen estudiante, si aumentamos la nota de corte estaremos privando a la gente con menos recursos, ya que mucha gente, por factores personales, sea la obligación de trabajar para poder pagarse la matrícula universitaria o sea el nivel de instrucción familiar, parten con una desventaja que el Estado debería corregir si quiere cohesionar socialmente un país, y por tanto reconocer esas dificultades existentes en forma de beca, no estoy pidiendo que se dé dinero a aquellos estudiantes que no quieran hacer nada, ya que por supuesto hace falta llegar al aprobado y soy el primero en exigir competitividad y excelencia, pero todo lo que sea incrementar la nota mínima creará esta desigualdad, además letal en tiempos de crisis. Luego, tampoco nos conviene financiar a un estudiante y una vez hecho el gasto, que este emigre a Alemania o Reino Unido y genere la riqueza allí, porque estaríamos financiando la economía de otros países, conviene retener el talento que hemos formado aquí.

Por tanto mi solución sería, fijar unos criterios económicos, basados en la renta personal y de los padres, así como del patrimonio disponible y de ahí otorgar la beca siempre partiendo de un aprobado, es decir, de un cinco. Luego una vez generada esta beca, si las notas no acompañan el precio de la matrícula se iría incrementando de forma gradual como castigo a la falta de rendimiento (esto ya se aplica habitualmente) si por el contrario el alumno muestra un rendimiento seguiría recibiendo la beca, pero esta beca no se haría de forma efectiva, al menos una parte, sino en forma de deuda parcial, es decir, que una vez el estudiante haya obtenido la titulación se le descontará una parte de la remuneración cuando tenga empleo, en forma de IRPF, siempre y cuando este salario se genere en el país lógicamente, de esta forma evitamos la fuga de talentos y a la vez financiamos a los estudiantes que realmente lo merecen (por nota, por renta o por ambas), es una solución que requiere de voluntad política y que además aplican muchos países como Estados Unidos, ciertamente estaríamos convirtiendo al estudiante en una deuda parcial y temporal, pero este término no tiene porque asustarnos ya que todas las subvenciones y ayudas del Estado, hasta la pensiones, se generan mediante deuda, colectiva y en manos de los mercados, pero al fin y al cabo deuda, de esta forma además, la deuda quedaría saldada en poco tiempo y sin necesidad de entrar en manos del circuito privado, ganaríamos todos y lo más importante la titulación tendría un valor real y efectivo y no de mero elemento decorativo, porque al fin y al cabo el objetivo de todo modelo académico es formar a la gente para que acabe consiguiendo un empleo.

Así que tome nota señor Wert, no reduzca becas ni dotación económica para la escuela pública, mejore la eficiencia de las mismas o estará creando un problema social para las próximas décadas.

 
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